Inteligencia Espiritual

Inteligencia Espiritual

La Inteligencia Espiritual es el autoconocimiento y comprensión profunda de la realidad. Las personas espiritualmente inteligentes practican el perdón, la gratitud, la humildad y la compasión. Además, desarrollan la intuición y la resiliencia como una forma de enfrentar las situaciones más complejas.

Algunas prácticas para desarrollar la Inteligencia Espiritual son:

  • El silencio o meditación. La meditación es una herramienta de bienestar. Diversos estudios científicos confirman que cuando se medita se producen cambios en las ondas cerebrales, así como cambios físicos en el cerebro. Esto hace que mejore la velocidad de reacción e incrementen los niveles de enfoque, atención y memoria. Desde el punto de vista emocional, la meditación mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y ayuda a regular las emociones. Desde lo espiritual, aporta calma, serenidad y mayor consciencia.
  • Convivir diariamente con la naturaleza. Desde el jardín de tu casa podrías apreciar un amanecer, un atardecer o las estrellas. También podrías contemplar el entorno, por ejemplo, los árboles, las nubes o la lluvia, apreciando los colores, sonidos, sensaciones y olores que estos aportan. 
  • Actividades de conexión interior. Son aquellas como trabajar en tu jardín o huerto, cocinar, leer, escribir, tocar un instrumento, bailar, cantar, arte terapia, tejer, etcétera. Estas actividades te desconectan del mundo exterior y te llevan a despertar tu sentido creativo, a canalizar estrés emocional, a estar presente y a recargarte con una energía más productiva.
  • Practicar la introspección y la reflexión. Podrías tener prácticas de autorreflexión y auto cuestionamiento de los acontecimientos que estás viviendo y como los sobrellevas. Podrías también llevar un diario y escribir tus emociones, aprendizajes, anhelos, etc. 
  • La oración y la lectura sagrada meditativa. Orar, rezar y utilizar letanías fortalecen el espíritu. Se podría acompañar estas prácticas con la lectura de textos sagrados o libros reflexivos que se usan como cuadernos de trabajo, subrayando, meditando y reflexionando cada palabra leída.

Estos momentos espirituales impregnan y renuevan de energía el ser. Se convierten en vitaminas para el alma. La intención es alejarnos un poco del ruido mental y externo, y conectarnos con la grandeza de nuestra esencia.

Como fruto de estas prácticas nuestra inteligencia espiritual aumenta y permite que: 

  • Despierten nuestros sentidos espirituales como la intuición, la sabiduría, la atención plena, el discernimiento y la canalización de mensajes divinos. 
  • Se potencia el amor incondicional.
  • Desaparecen los juicios y prejuicios sintiéndose en mayor unidad con todo y todos.
  • Se produce mayor desapego, libertad, bienestar, gozo y paz interior.
  • Se da una mayor comprensión profunda de lo que se vive.

Recuerda:

Todos podemos desarrollar nuestra inteligencia espiritual y fortalecer ese espíritu que bañará de gracia el resto de áreas de nuestras vidas.

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