El cuerpo es el vehículo para vivir, es la casa donde habita el alma. Es al mismo tiempo un mecanismo de recepción de información y sabiduría ya que siempre nos está hablando. Sin embargo, no siempre lo escuchamos y por eso se produce la desconexión con el mismo.
Es importante identificar cuando el cuerpo nos está hablando, te comparto algunas señales:
- Cuando quiere llorar para liberar dolor. Es importante no reprimir el llanto.
- Cuando está cansado o agobiado. Es vital escuchar la necesidad de descanso y darle esa pausa.
- Cuando las emociones se manifiestan. Es necesario gestionar las emociones, hablando, llorando o a través de cualquier otro mecanismo de liberación emocional.
- Cuando percibe sensaciones de malestar. Por ejemplo, un escalofrío o una “mala vibra” nos está diciendo que algo no está bien.
- Cuando esta adolorido. El dolor corporal se asocia al estrés, dolor emocional o conflictos no resueltos.
- Cuando está enfermo. Las enfermedades siempre nos están diciendo o enseñando algo del alma.
- Cuando se incapacita. Cuando por ejemplo te fracturas un miembro del cuerpo o tienes una parálisis, el cuerpo grita que nos detengamos, que llevamos la vida de prisa.
Escuchemos todas estas señales, parecen obvias, pero no siempre prestamos atención. Es por ello que te comparto algunas pautas para escuchar con mayor atención tu cuerpo:
- Deja que tu cuerpo se exprese según siente. Permítele bailar, correr, reírse a carcajadas, moverse… Cuando sientas dolor o estrés, evita drogar el cuerpo con ansiolíticos o calmantes.
- Haz lo que pide tu cuerpo. En ocasiones pedirá dormir, en otras descansar o solo estar. Atiéndalo siguiendo sus solicitudes.
- Siente tu cuerpo en estados de calma y quietud. Podrías hacer un escaneo corporal lento de la cabeza hacia los pies para ver qué zonas son las más tensas. También podrías explorar su estado a través de la respiración, meditación o silencio.
- Alimenta tu cuerpo intuitivamente. Dale el alimento que necesita cuando hay hambre física, ósea cuando realmente tu estomago esta vacío y ruge de hambre. Solemos alimentarnos sin necesidad por las siguientes razones: ya es la hora de comer, en una fiesta tenemos la bandeja de alimentos frente a nosotros, cuando tenemos antojos de algo, etc. Cuando comas, pregúntale a tu cuerpo si ya está saciado o realmente tiene más hambre física.
- Escucha tu cuerpo prestando atención a aquello que le cae mal, le inflama, le da acidez, rinitis u otro tipo de alergia. Observa bien que alimentos rechaza y no se los ofrezcas nuevamente.
Solo tenemos un cuerpo y es el que nos acompañará toda la vida. Escúchalo, cuídalo y dale mantenimiento como el vehículo más lujoso que tienes y tendrás.