Manejo del duelo
Hoy es el día de los difuntos y muchas personas estarán recordando a sus seres queridos que han partido. Algunos de ellos han trabajado sus duelos conscientemente, otros se encuentran en el proceso y algunos quizás han congelado esos duelos obviándolos como un mecanismo inconsciente de protección emocional.
Se conoce como duelo al dolor emocional ante una pérdida de cualquier naturaleza: seres queridos, pérdida de una mascota, la salud, un trabajo, un negocio, un país, una relación afectiva, entre otras.
Todos vivimos el duelo diferente y dependerá mucho del vínculo que teníamos con lo que se ha ido de nuestra vida. También depende de las circunstancias de la pérdida. No es lo mismo dejar ir a alguien a causa de una larga enfermedad que a alguien de la noche a la mañana en un accidente trágico.
El duelo tiene diferentes etapas.
Inicialmente ocurre la negación, no se puede creer lo que ha ocurrido. Luego algunos experimentan enojo o ira hacia Dios u otras personas y circunstancias ocurridas. Finalmente, llega la aceptación y con ella el duelo por la pérdida. Sin embargo, el proceso de duelo no es lineal. Es como las olas, sube y baja. De pronto se sentirán avances y de pronto retrocedes y te estancas en el dolor, aunque en realidad la mayor parte del tiempo se avanza.
El primer año del duelo suele ser el más difícil. Es cuando ocurren los primeros eventos especiales sin el ser querido: la primera navidad, año nuevo, cumpleaños, día de la madre/padre. Hay duelos complejos que se prolongan un poco más y cuando la persona no logra salir del estado de dolor después de dos años, se considera como duelo patológico y requiere de ayuda profesional.
El duelo para ser superado se debe aceptar y permitirse sentir y vivir. Algunas herramientas que podrían ayudar son:
- Llora cada vez que lo necesites ya que es un mecanismo fisiológico de liberación emocional.
- Escribe tus sentimientos y emociones acerca de tu pérdida. Esto se considera una práctica terapéutica liberadora.
- Expresa tus emociones hablando con alguien de tu confianza. Recibe todo el amor y apoyo que te ofrezcan a tu alrededor.
- Reconoce que deja la pérdida, que has aprendido y quédate con lo maravilloso que quedó.
- Busca ayuda profesional y/o espiritual si la necesitas.
- Recurre a la oración y prácticas de relajación, meditación e introspección que te ayuden a canalizar el dolor y encontrar espacios de paz interior.
- Plantéate pequeñas metas que te ilusionen, así como actividades placenteras que llenen tu espíritu.