Mis ideas y conceptos me hicieron sufrir
Nací en el seno de una familia que con respeto y orgullo le llamo “el matriarcado”. Las mujeres son mayoría, mandan, sobresalen y tiene un gran espíritu de superación. Aprendí que la mujer debe ser integralmente exitosa a nivel familiar, social, laboral y no debemos sufrir.
Leal a estos principios, me esforcé por prepararme académicamente, gane varias becas, aprendí idiomas y realice parte de mi formación fuera del país. Aprendí a través del ejemplo que la mujer no era “ama de casa”, así que empecé mi vida laboral a temprana edad negándome rotundamente a yo tampoco serlo.
Cuando me casé me mudé de ciudad entonces de inmediato empecé a buscar un nuevo trabajo – no podía ser “ama de casa”. Recuerdo que cuando vi que no tenía posibilidades de trabajo, desesperadamente me fui a un lugar a ofrecer mis servicios profesionales de manera gratuita, pero nunca me llamaron. Posteriormente, rápida e inesperadamente quede embarazada así que detuve la búsqueda laboral y decidí retomarla una vez que mi bebe tuviera 3 meses de edad.
Lo último que deseaba era que me preguntaran sobre mi situación laboral
Recuerdo que durante mi embarazo salía a las calles y lo último que deseaba era que me preguntaran sobre mi situación laboral ya que me costaba decir que no trabajaba. Una vez en un supermercado me encontré a un ex colega que me dijo “¿qué estás haciendo Nadia?”, yo me quedé paralizada, me sentí ridícula sin poder decirle “me casé y no trabajo”. Sentía una pena horrible, me sentía fracasada. Así de absurdos eran mis pensamientos, los que yo misma creaba en mi mente, los únicos causantes de mi sufrimiento.
Una vez que mi bebe nació yo esperaba los 3 meses para reiniciar mi vida laboral, pero Dios me tenía otra mejor oferta. Mi hijo nació con 3 malformaciones congénitas y eso significó entrar a un mundo desconocido en donde los cuidos eran 24hrs, y los viajes, quirófanos y terapias empezaban a ser una nueva forma de vida que ahora si me convertían por completo y de manera indefinida en una “ama de casa”.
Me entregue a la idea que no sería la ejecutiva que soñaba ser y con el tiempo empecé a disfrutar mi rol de madre, de estar en casa tiempo completo, de ver crecer a mis hijos día a día, un trabajo retador, sin horario, con muchas horas extras, pero maravillosamente reconfortante. Fueron cayendo mis ideas, mis complejos y temores sobre este tema y empecé a liberarme comprendiendo que estaba en el mejor lugar ejerciendo el mejor trabajo. Disfrutando un tiempo con mis hijos que nunca volvería, y en el que yo era su mundo, segura de que mañana ya no lo sería.
Y así han pasado los años
Y así han pasado años de ser ama de casa, ama de hijos, ama de la vida… Desde hace un año todos mis hijos van a la escuela, entonces empecé poco a poco a hacer algunos trabajos profesionales fuera de casa sin quitarles a ellos el primer lugar.
Todos los seres humanos tenemos diferentes ideas preconcebidas de cómo debemos ser y hacer nuestra vida. Muchas veces estas ideas bien encasilladas y poco flexibles nos limitan, nos producen dolor, ansiedad, frustración… Enfrascarnos en ideas duales como éxito-fracaso, correcto-incorrecto, abundancia –escasez puede llevarnos al sufrimiento. Podemos estar en un área que no es ni la una ni la otra y estaremos a salvo. No todo es bueno o malo. El fracaso te enseña lo que no debes repetir, la escasez te enseña a valorar lo que tenés, lo incorrecto té lleva a buscar la verdad. Entonces todo es útil en la vida.
Recuerda
La vida no es blanca o negra, la vida tiene diversos colores y matices maravillosos! Se libre y permite que tus ideas y conceptos no te sometan sino que se pongan al servicio de tu ser.